martes, 18 de enero de 2011

La fosa más profunda del océano juega un importante papel en la regulación del clima.


La Fosa de las Marianas, conocida también como el abismo Challenger, es la zona más profunda que se conoce del oceáno. Se encuentra en el Océano Pacífico y sólo dos exploradores han logrado bajar a tal profundidad. En 1960, el inventor suizo Jacques Piccard y el marine estadounidense Don Walsh descendieron a 35.000 pies a bordo del batiscafo Trieste, que fue especialmente diseñado para esa misión.
Desde entonces ningún ser humano ha vuelto a descender a esa profundidad pero sí nuevas naves no tripuladas dotadas de la última tecnología que están recopilando valiosos datos para que los científicos puedan estudiar esta desconocida área del océano.
Un equipo internacional de investigadores lanzó al agua un sumergible no tripulado para que descendiera a 10.900 metros de profundidad. Los científicos han revelado ahora sus primeras conclusiones sobre la investigación, según informa la BBC. Por ejemplo, que las fosas oceánicas actúan como sumideros de carbono y que su papel en la regulación del clima es mayor de lo que los científicos pensaban hasta ahora.
El ciclo del carbono
"Se trata de la primera vez que hemos sido capaces de instalar sofisticados instrumentos a tal profundidad para medir la cantidad de carbono almacenado", explicó el investigador Ronnie Glud a la BBC. "Básicamente, queremos comprender cuánto material orgánico -es decir, el material producido por algas y peces en zonas menos profundas- se deposita en el lecho marino, y si esta materia es devorada por las bacterias o degradada, o queda enterrada", afirma Glud. De esta forma esperan obtener una fotografía general que muestre hasta qué punto el océano puede capturar carbono en el ciclo global.
"Aunque estas fosas sólo cubren el 2% de la superficie oceánica, pensamos que podrían ser desproporcionadamente importantes, ya que es probable que acumulen mucho más carbón debido a que actuarían como una trampa, de modo que en su fondo se acumularía más materia orgánica que en otras partes del océano. Así lo sugieren los resultados de los primeros experimentos realizados", afirma.
Una sonda recubierta de titanio
El robot fue lanzado desde un barco y tardó tres horas en llegar al fondo de la fosa, donde llevó a cabo una serie de experimentos. La presión a casi 11 kilómetros de profundidad es 1.000 veces superior a la que hay fuera del agua, por lo que sus sensores estaban recubiertos de un cilindro de titanio capaz de resistirla.
El siguiente paso de este equipo internacional de investigadores será calcular qué cantidad de carbono se acumula en el fondo del océano comparada con otras zonas. De esta forma, esperan poder determinar qué papel juegan las fosas oceánicas en la regulación del clima.
En esta investigación participan el Instituto de Microbiología Marina Max Planck de Bremen (Alemania), La Agencia Japonesa de Ciencia Marina y Terrestre y Tecnología (JAMSTEC) y la Universidad de Copenhague (Dinamarca).


domingo, 9 de enero de 2011

¿Gorilas en la niebla o gorilas en petróleo?




El proyecto de exploración petrolera en la reserva natural más antigua de África y hábitat de una cuarta parte de todos los gorilas de montaña que quedan en el mundo puede afectar irremediablemente esa riqueza biológica, según ha denunciado esta semana WWF.
Según la organización ecologista, los planes de las compañías SOCO y Dominion tendrán un coste muy elevado "para la preciosa y frágil biodiversidad" del Parque Nacional Virunga, ubicado al oeste de la República Democrática del Congo (RDC), en la frontera con Ruanda y Uganda.
El WWF pidió al Gobierno que garantice y haga cumplir la prohibición de realizar exploraciones petroleras en esa zona.
A las compañías involucradas, que cotizan en la Bolsa de Londres, el WWF les reclamó que "respeten la ley y abandonen sus perniciosos planes".


Turismo y pesca sostenibles
Esa zona protegida alberga numerosas especies de aves, reptiles y mamíferos, como chimpancés, hipopótamos y elefantes, cuyo equilibrio natural el WWF cree que pueda verse perjudicado si se concreta el proyecto de exploración petrolera.
Allí también viven unos 200 gorilas de montaña, cifra que representa un 25% de los que quedan en el planeta, además de una población local que se beneficia del turismo y la pesca realizados bajo criterios sostenibles.
La entidad precisó que unos 30.000 pescadores realizan sus labores en el lago Edward, ubicado dentro de las fronteras del parque.
"Después de tantos años de conservación y dinero invertidos en el parque por grupos ecologistas, por la comunidad internacional y el Gobierno, es terrible ver que una compañía petrolera busca la rentabilidad con un desprecio total de los animales y de los pobladores (del parque)", lamentó el WWF.