El trabajo y los horarios de los progenitores, la importancia que éstos den a cenar en familia o a su carrera laboral, el tiempo que pasen los niños en el coche familiar o la frecuencia con que los padres visiten locales de comida o restauantes tradicionales. Todos estos factores están relacionados con la frecuencia con que los hijos comen fuera de casa, en restaurantes tradicionales o locales de comida rápida. Hábitos que, a su vez, pueden ir asociados a problemas de sobrepeso.
Así se desprende de un estudio que ha contado con 312 familias, con niños de entre los nueve y los 12 años o entre los 13 y los 15, del área metropolitana de Houston (EEUU). Los autores afirman que es la primera vez que una investigación sobre hábitos alimentarios tiene en cuenta diversos aspectos del estilo de vida tanto del padre como de la madre, así como su relación con las costumbres que pueden heredar los hijos.
Comer fuera de casa, según estudios anteriores, suele estar asociado con ingerir alimentos más ricos en grasas y con menos cantidad de nutrientes. Por otra parte, los datos muestran que las familias cada vez gastan un mayor porcentaje del dinero destinado a la alimentación en comer fuera de casa, debido a los cambios en el estilo de vida.
"No es necesariamente menos saludable comer en un restaurante", admite a ELMUNDO.es el sociólogo Alex McIntosh, principal autor del estudio desde la Universidad de Texas A&M. Sin embargo, en EEUU tiende a ser así, según este experto, tanto por la forma de preparar los alimentos como por el tamaño de los platos, que se ha incrementado en las últimas décadas.
Aumento del sobrepeso
"El cambio de tendencia de comer alimentos preparados en casa a tomar comidas que han preparado otros coincide con la creciente prevalencia de sobrepeso y obesidad", argumenta el informe de la investigación, publicado en 'Journal of Nutrition Education and Behavior'.
El resultado más "sorprendente" del estudio es la "fuerte asociación" entre los hábitos del padre y los de sus hijos. La figura paterna influye más que la materna, de acuerdo a este estudio, en el tiempo que los hijos pasan en restaurantes tradicionales o de comida rápida.
Los autores creen que esta relación se debe a que el padre suele pasar tiempo con sus hijos comiendo fuera de casa, por lo que recomiendan que se decanten por las opciones más saludables del menú, eviten la comida rápida y procuren comer también en casa con los niños.
"El padre que hace mayor uso y pasa más tiempo en restaurantes de comida rápida tiene hijos que son más dados a hacer uso de esos restaurantes y pasar más tiempo en ellos. El padre que pasa más tiempo en restaurantes tradicionales tiene hijos que son más dados a pasar más tiempo en dichos restaurantes", resume McIntosh.
Ritualizar la cena
"El énfasis se había puesto en [la influencia de] las madres, y se me ocurrió que también los padren podían desempeñar un papel", comenta el investigador. Otro efecto visible atribuible a la figura paterna depende del valor que se dé a las cenas en familia. Cuando el padre las considera un ritual importante, los niños tienden a frecuentar menos los locales de comida rápida; y, cuando lo hacen, pasan menos tiempo en ellos.
Los resultados también muestran una asociación entre los trabajos de los progenitores, tanto el padre como la madre, y la alimentación de los niños. Los hijos cuyos padres tienen horarios estándar, o el padre tiene un horario flexible, o éste considera que tiene cierto control sobre su trabajo, pasan más tiempo como media en restaurantes tradicionales, pero no así en los de comida rápida.
Por otra parte, los hijos de madres que priman su rol de trabajadora por encima del familiar también muestran como media más predisposición al consumo de comida rápida. El tiempo que pasan los niños en el coche familiar -que puede ser consecuencia de la lejanía del lugar de trabajo- va asimismo en detrimento de la posibilidad de comer en casa.
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