Efectivamente, el nivel 10 de este yacimiento está siendo excavado desde el año 1980, primero en una reducida extensión y desde hace más de 10 años en una área de aproximadamente 80 metros cuadrados. Se han registrado decenas de miles de restos esqueléticos pertenecientes básicamente a herbívoros, así como herramientas de piedra talladas sobre rocas de silex y cuarcita, pertenecientes presumiblemente a los restos dejados por el Homo heildebergensis en sus ocupaciones humanas en esta cueva durante el Pleistoceno medio, hace entre 300.000 a 350.000 años.
El análisis efectuado sobre los restos óseos de un paleodepredador de gran tamaño podría alcanzar los 400 kilos; se ha podido demostrar que se habían practicado sobre su cadáver una serie de intervenciones destinadas a la obtención de la biomasa animal. Había sido despellejado y eviscerado, siguiendo las pautas que los homininos hacían servir en el Pleistoceno con otros vertebrados herbívoros.
La caza de un león de gran envergadura con las armas de que disponían estos homínidos, hipotéticamente palos afilados y lanzas, no debía ser una tarea fácil a menos que el animal tuviera alguna patología que lo hacia más vulnerable. Es interesante el hecho que se constate que los Homo heidelbergensis, en sus estrategias cinegéticas, tuvieran también como objetivo estos grades depredadores.
Todo parece indicar un gran incremento de complejidad para las poblaciones de homininos que habitaban la meseta hace más de 300.000 años. Los descubrimientos que hemos efectuado en la Sima de los Huesos, con una antigüedad de más de 500.000 han evidenciado una gran encefalización, así como una gran robustez en los taxones analizados. Estas dos características nos hacen pensar que los homininos de Gran Dolina, más recientes que los de la Sima, pero pertenecientes a la misma especie, disponían de unas habilidades y un potencial de caza extraordinario, por lo cual no es de extrañar que cacen leones.
A medida que la investigación avanza, nuevos hallazgos nos permiten conocer las estrategias adaptativas de nuestros antepasados. Enfrentarse a animales poderosos formaba parte de su estrategia social. Seguramente, sin incrementar su sociabilidad durante decenas de miles de años, no hubiera podido hacer frente a este reto.
Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/sapiens/2010/10/18/cazando-leones-en-atapuerca.html
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